LOS PRIMEROS APROVECHAMIENTOS DE LA MADERA

 
 

UNA MIQUETA DE HISTORIA D’OS MONS DE ANSÓ

 
 

 

 
      Jaime I, para defender el territorio de incursiones navarras y francesas, otorga a los ansotanos la gestión de los puertos fronterizos desde la Mesa de los Tres Reyes hasta Candanchú. A cambio los ansotanos defenderían el valle de tales incursiones. Estos privilegios fueron confirmados por todos los reyes (Jaime II en 1323, Alfonso IV en 1330, Pedro IV en 1338, Martín el Humano en 1400…) hasta los reyes borbones, más partidarios del modelo de Estado centralista.  
     
 
  El cronista del Reino de Aragón, Gerónimo Zurita (1512-1580), comenta la importancia de las explotaciones madereras en el Pirineo: “Para construir barcos que se botaban en el Ebro para navegar a España”, es decir al territorio ocupado por los árabes. En fechas posteriores existen documentos fechados en:
1349 Primer documento del paso de almadías por Sangüesa.
1371 Consta en el Archivo General de Navarra el pago de peaje a almadías procedentes de Ansó y Echo.
1515 Fernando el Católico documentó el libre tránsito de las maderas del Val d’Echo por las aguas del río Aragón.
1550-1650 El incremento de la construcción de Iglesias, Monasterios y palacios hizo consumir grandes cantidades de madera, de dimensiones excepcionales. Hoy en día no quedan árboles de tales dimensiones.
     
 

La gran explotación de los bosques españoles se produjo en el siglo XVIII por parte de la Marina Real, obteniendo en 1748 la explotación de los bosques localizados a menos de 138 kms de la costa, así como los situados en el interior y con acceso a ríos navegables. Casi la mitad de los bosques españoles pasaron a servir a la Marina Real, convirtiéndose en el primer organismo en sistematizar la explotación forestal para abastecer de pino, roble, brea, alquitrán y carbón vegetal a sus activos arsenales.
La propiedad de los montes estuvo siempre en manos de los Grandes Señores laicos y eclesiásticos. En el siglo XIX la propiedad pasó a grandes terratenientes, pero una parte importante permaneció como propiedad colectiva, la mayor parte de los montes navarros y en Aragón aproximadamente la cuarta parte de los montes oscenses.
El Valle de Ansó fue, y es, uno de los de mayor extensión forestal de titularidad pública

     

Las dos fotos superiores reflejan la riqueza forestal del valle y la actividad de esta explotación económica